Bullying es un término cada vez más normal en nuestra sociedad. En realidad es un anglicismo no reconocido en el diccionario de la Real Academia Española (RAE) pero que utilizamos de forma cada vez más frecuente en nuestro idioma. Se refiere al acoso escolar o maltrato físico y/o psicológico deliberado y continuado que recibe un niño por parte de otro.

Hoy contamos en nuestro blog con Raquel Diaz, psicologa especializada en ayuda infantil y juvenil, que nos va a hablar de este tema tan presente en muchas aulas.

Para que podamos hablar de bullying o acoso escolar las conductas que realiza un niño sobre otro han de tener el fin de querer hacer daño de forma intencionada.

Pueden implicar agresiones físicas (patadas, empujones, pellizcos, puñetazos, golpes con objetos), verbales (insultos, burlas, humillaciones, chantajear o amenazar, propagación de falsos rumores o mensajes ofensivos) o gestuales (gestos insultantes o muecas, reírse de alguna característica de su físico o de su ropa). También estas conductas tienen que ver con acciones dirigidas a excluir a alguien del grupo (difundiendo rumores falsos, ignorarlo o no dejarle participar en actividades).

Además, estas situaciones se producen de forma repetida y mantenida en el tiempo. Suelen tener lugar en el aula o en el patio del colegio aunque también es frecuente que se den fuera del horario escolar en otros lugares como el parque o centros deportivos. Por último, encontramos un desequilibrio de poder o de fuerza por el que el niño acosado tiene dificultades para defenderse, quedando en un plano de sumisión.

Con las nuevas tecnologías, el bullying se ha extendido también al hogar de las víctimas. Se denomina ciberbullying. Los acosadores molestan a sus víctimas a través de Internet, enviando correos electrónicos o mensajes a través de WhatsApp intimidatorios, difundiendo fotografías retocadas, difamando en redes sociales, etc. La tecnología ha hecho más fácil, rápido y potente el acoso.

¿Cuál es la causa del acoso?

Mirar el acoso como un problema del acosador o de la víctima es simplista porque en el fondo se trata de un problema social. Estas situaciones han existido siempre pero los estudios indican un empeoramiento del problema en nuestro tiempo.

Factores implicados pueden ser la crisis de valores que sufre nuestra sociedad y que ha supuesto un cambio en el concepto de escuela, ahora más permisiva y paternalista. Encontramos un factor importante también en las propias familias que, a veces, pueden no transmitir modelos de convivencia pacífica e incluso no apoyar a los docentes cuando tienen que corregir conductas problemáticas.

¿Qué consecuencias tiene el acoso?

El acoso causa un dolor y daño enorme. Al igual que cualquier otro tipo de maltrato, el acoso escolar puede generar diversos trastornos psicológicos en diferentes grados. Por eso es muy importante la prevención y la detección precoz de este tipo de problemas en los niños y adolescentes con el fin de minimizar sus consecuencias.

Algunas consecuencias del acoso en la víctima son las siguientes:

  • Dificultades para establecer relaciones sociales
  • Aislamiento social y soledad
  • Trastornos del estado de ánimo (apatía, tristeza, irritabilidad, enfado,…)
  • Trastornos de ansiedad (provocados por la frustración, impotencia, miedo, desconfianza,…)
  • Baja autoestima
  • Disminución de la atención, concentración y rendimiento escolar
  • Somatizaciones (dolencias físicas sin una causa médica aparente)
  • Trastornos del sueño
  • Trastornos de alimentación
  • Trastornos de estrés postraumático (reacción psicológica ante una situación muy estresante o traumática).

¿Y si mi hijo es el acosador?

Normalmente los padres no se plantean que su hijo pueda ser el acosador. Cuando reciben la noticia la primera reacción suele ser negarlo y culpar a la víctima. Esta es una reacción inicialmente comprensible ya que aceptar que su hijo es un acosador supone de algún modo poner en cuestión su labor como padres. Los niños que acosan suelen actuar movidos por el deseo de poder, de intimidar, de dominar, aunque en ocasiones reconocen estar movidos por simple diversión.

Estos niños suelen ser impulsivos y de enfado rápido, con necesidad de dominar y salirse con la suya, carentes de empatía, sin tolerancia a la frustración, tienen dificultades para cumplir las normas, dificultades familiares con los límites y, en los casos más extremos, pueden ser desafiantes también con los padres y profesores. En estos casos es fundamental reconocer la realidad y ponerse manos a la obra en colaboración con el colegio. Los acosadores de algún modo están pidiendo ayuda y llamando la atención. Solo el castigo no basta para que cambien, hay que tratarlos para que entiendan que lo que han hecho está mal, para que se arrepientan y aprendan a hacer algo que repare el daño causado.

¿Cómo puedo detectar un problema de acoso en mi hijo?

El bullying es hoy en día una de las preocupaciones principales de los padres y madres respecto a sus hijos. Por eso es importante que presten atención a signos que pueden indicar que sus hijos están sufriendo acaso escolar. Esta pequeña lista puede ayudar a detectar las señales:

  • Tiene cambios de humor muy intensos
  • Tristeza y preocupación
  • Tiene miedo de ir al colegio y suele poner excusas para faltar a clase
  • Pierde sus pertenencias o vuelve a casa con ellas rotas
  • Se pone enfermo los domingos (dolor de cabeza o barriga)
  • Señales físicas (heridas, rasguños, ropa rota)
  • Un importante cambio en el rendimiento escolar
  • No cuenta nada sobre su día a día en el colegio/instituto
  • Problemas de sueño o pesadillas
  • Tiene pocos o ningún amigo

En caso de que tu hijo te comunique una posible situación de acoso no dudes de él y llega hasta el fondo del problema, elógialo por ser valiente y contarlo, tranquilízalo y dile que la solución es responsabilidad de los adultos. Lo que le pasa a él, le pasa a otros niños y el culpable es el acosador.

¿Qué puedo hacer si detecto señales de acaso en mi hijo?

Si detectas alguna señal de que tu hijo tiene problemas de acoso actúa rápidamente. Ponte en contacto con el tutor y con otros padres o alumnos para aclararlo cuanto antes. Es importante que lo comuniques al orientador escolar, jefe de estudios o director, los profesionales de los colegios tienen la obligación de poner en marcha el “protocolo de acoso” implementado en todos los centros de formación en España. Cuando llega al conocimiento de los padres es muy probable que desde hace mucho tiempo tu hijo esté sufriendo en silencio. El acoso tarda mucho en salir a la luz porque la víctima siente vergüenza y se lo calla. Además, ante un caso de acoso escolar es muy recomendable acudir a un profesional especializado para tratar los posibles traumas psicológicos.

Dra. Raquel Rivas Diez

Doctora en Psicología – Intervención Psicológica Infanto-Juvenil y Adultos

Profesora Universitaria

Teléfono: 616171645